La puerta se cerró a las espaldas del grupo y rápidamente
Morrison comenzó a sellarla con su soplete mientras Wells informaba:
-Se acercan a ocho metros… siete…seis… ¡maldita sea corre! …
cinco… ¡cuatro metros!
-Ya está- anunció Morrison mientras se apartaba de la
puerta, todavía incandescente.
-¡ Atrás! ¡ Preparaos!
La puerta retumbo una vez, dos , tres embestidas. El acero
comenzó a combarse. Cuatro embestidas. Con cada nuevo empuje se oía a las
bestias sisear y rugir. Los marines aguardaban estáticos preparados para lo
peor, mientras el doctor Planck se escondía tras unas mesas y sillas que le
servían de barrera. De repente las criaturas dejaron de golpear.
-Se marchan… cinco metros, seis, siete… ¡Se van!- gritó
Wells.
Siguieron unos minutos de silencio, incrédulos y
desconfiando de cualquier rincón oscuro en la estancia. Al cabo, todo parecía
haberse calmado, incluso el doctor Planck asomó la cabeza tembloroso.
-¡Wooooow! ¿viste eso Johnson? ¡les he jodido pero bien!-
rió Jones.
-¿Que cojones eran esas cosas?- preguntó el sargento Tyler
al asustado científico, ignorando el comentario de Jones.
-Esas cosas… son de otro mundo… son seres terribles. Al
principio… nosotros…
-¡Habla cojones!- Gritó Tyler enfadado, la vena de la frente
a punto de explotar.
Todos miraron a su sargento asombrados, él no solía estallar
en las situaciones tensas.
-Esas cosas son alienígenas. Son formas de vida basadas en
el silicio y que pueden …
-¡¿Qué hacen aquí?! Se supone que esta es una nave de
investigación- Le cortó Tyler
-La mayoría estábamos aquí pensando en que trabajábamos en
una vacuna contra cólera B… nos dijeron…dijeron que habían descubierto una
nueva materia prima… es una sustancia viscosa, parecida a…
-¡¿Quiénes?! ¡¿Quiénes lo dijeron?!
-No… no lo sé… la compañía, los de arriba… ¡no se!- El
hombre temblaba de miedo, casi llorando.
- ¿Hay más supervivientes?- dijo el sargento aplacando su
ira y respirando hondo.
-No sé, los que estaban conmigo murieron… Podemos buscarlos
desde un cartógrafo, todos están fichados gracias a las placas de identidad. El
más cercano está en este mismo nivel.
-De acuerdo, llévanos.
Los estrechos y angostos pasillos de la nave se antojaban un
laberinto caprichoso y oscuro, lleno de silencio. Un lugar terrible con la
promesa de la muerte acechando tras cada tubería, cada esquina, cada bulto en
la oscuridad. Los marines llegaron sin ningún percance a la sala de control. Planck
abrió la puerta y se dirigió al cartógrafo.
-Esto me llevará un rato- dijo
-Bien, me quedo contigo. Marines –dijo mirando al resto-
dividíos en parejas y buscad suministros y a posibles supervivientes en el
nivel inferior. Volved aquí en diez minutos, mantened el contacto por radio en
todo momento y a la menor señal de movimiento volved aquí cagando leches.
Todos se movieron rápido y sin pensarlo dos veces. Mientras
se dirigían a la escalera que marcaba “nivel 01” Johnson pisó algo y se detuvo.
-Puaj… parece moco- dijo asqueado
-Pues mira allí… - dijo Morrison señalando un pasillo que se
abría a la izquierda.
El corredor estaba lleno de una sustancia resinosa que
chorreaba y emanaba humedad. Los marines contactaron con el sargento y le
informaron de la situación.
-¿estructura resinosa? No sé qué quieres decir… ¿sabe algo
doctor?
El doctor Planck palideció de repente y su expresión se
volvió más preocupada si cabe
-No… pero supongo que tendrá que ver con los bichos… yo en
su lugar les diría a sus hombres que no se acerquen.
Pasaron cinco minutos y los marines ya habían recorrido una
serie de habitaciones vacías, abandonadas a toda prisa, ni resto de nadie. El
sensor de movimiento de Wells comenzó emitir señales.
-Mierda… movimiento…
-¿Dónde? -Preguntó Jones mientras escudriñaba la oscuridad y
movía su smartgun.
-No sé decirte, por todas partes… joder… ¡usan los
conductos!
Aquí os dejo con la segunda misión de la campaña, tal vez en breve otro informe de misión ;)
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